Café a la turca. Todos los protagonistas tienen entuertos que resolver con la potencia regional que lidera Erdoğan. Sin embargo y pese a la gravedad de los litigios, avanzan hacia la unidad en el seno de los BRICS. Un ejemplo vigoroso de la madurez multipolar: sin negar las diferencias, se definen las prioridades. ¿Qué es pensar? Largo alcance.
PENSAR. Las acciones políticas de alto vuelo suelen explicarse después de su realización. Es sabido que muchas naciones -no todas, como bien comprenden los habitantes del Sur austral- poseen cuerpos de analistas que intentan evaluar el presente y atisbar más allá. En ocasiones, logran el objetivo; en otras, son sorprendidos por el decurso de los acontecimientos. Lo cierto es que contar con geopolíticos adecuados es un capital trascendente para quienes anhelan fortalecer el espacio propio y gravitar en el orden mundial.
Digresión inicial al respecto. Al crear el diario La Opinión, Jacobo Timerman convocó a varios de los que consideraba buenos periodistas con el objetivo de gestar una redacción densa e intensa. Uno de ellos era Osvaldo Soriano. El experimentado editor sentó al joven escritor en un escritorio vacío y no le asignó función alguna. Ante la pregunta del recién llegado -¿Y ahora, qué hago? Timerman respondió: -Usted, piense. Esta anécdota se vincula con la aclaración entre guiones del primer párrafo. A ver.
En esta Argentina trivial, esos equipos de analistas estatales, así como aquella decisión del legendario director de medios, son descriptas como gastos y sus protagonistas, calificados como ñoquis. La investigación, el estudio, parecen carecer de un valor equivalente al que poseen entre los grandes arquitectos del devenir planetario. Asumiendo una postura que podría ser calibrada con ironía, pero que tiene peso específico en la realidad, glebas de fracasados contratados como trolls estallan y sacuden “¡Agarrá la pala!”.
En tal marco, este narrador desea saludar la aparición del libro Perón periodista, del historiador César “Tato” Díaz, en el cual se destaca la labor del jefe de Estado pensador en el diario Democracia entre 1951 y 1953. En esos artículos, suscriptos con el seudónimo Descartes, se plasma la mirada internacional peronista y el difícil sendero destinado a instaurar el ABC -Argentina, Brasil, Chile- para promover desde esa base la unidad sub continental.
El arranque del texto presente, que culmina aquí y abre el juego para aprehender las vicisitudes mundiales, intenta recordar que nuestro país, en otros tramos de su historia, pensó.
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BRICS, OCS, UE, OTAN. Como se realza en la edición anterior, la República de Turquía ha manifestado su intención de adentrarse en la coalición BRICS + que ya integran Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. Asimismo, se indicó que el presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, tiene previsto asistir a la cumbre en Kazán, programada para las semanas venideras. Pero eso no es todo: el líder de la nación bicontinental prevé participar de la próxima reunión de jefes de estado de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS).
Estos anuncios ponen de relieve el interés de Ankara en el orden multipolar. El sentido de ese atractivo se puede recorrer sin tropiezos, pero la contracara que implica -sobre todo en el caso turco- necesita un análisis a fondo. Es que el mediano plazo resulta más asequible que el corto. Vivimos en la era de las turbulencias, como corresponde a un gran proceso de transformaciones integrales. Nadie tiene asegurado el rumbo, ni mucho menos el éxito de sus diseños anclados en intereses profundos y anhelos configurados desde allí. Pero cuando se observa el horizonte es posible percibir una tendencia que será difícil esquivar.
Turquía tiene los dos continentes insertos en su política interior. Recep Tayyip Erdoğan conduce, no sin complicaciones, a las dos franjas. Lo hace desde un Estado fuerte controlado por el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP). Las presiones locales y externas que repican sobre ese eje son más potentes que en otros países y la complejidad de la política turca -adentro y afuera, como derivación lógica- lo denota. Ahora bien, la acción suele encarnar en personas y si bien la síntesis es una simplificación, resulta preciso puntualizar que el ministro de Finanzas, Mehmet Simsek, es visualizado como una referencia pro occidental, al tiempo que el canciller, Hakan Fidan, aparece situado en el campo oriental, en su zona BRICS +.
A no engañarse, lector: ambos fueron designados por Erdoğan. Creer que el notable anuncio turco admite una idealización de su modelaje interior sería equivalente a suponer que, a partir de su acceso a los BRICS +, los Emiratos Arabes Unidos están listos para convocar a elecciones presidenciales. El interés geoeconómico profundo, manda. Ese rasgo debería entusiasmar a quienes bregan en el mundo por la democracia, por muchas razones que se explicarán en estas páginas a lo largo de ediciones venideras. Los analistas chinos, rusos e iraníes, entre otros, ya lo han entrevisto.
Pero ¿cuáles son las razones que llevan a Turquía rumbo a la coalición multipolar? La misma aspira a aumentar la voz de las economías emergentes en los asuntos internacionales y desafiar el dominio atlantista sobre el sistema financiero global. Aunque no es una organización internacional formal como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) o el Banco Mundial, los BRICS han generado el Nuevo Banco de Desarrollo para proporcionar préstamos hacia las economías en ascenso. A fines de 2022, el banco ya había prestado la asombrosa suma de 32 mil millones de dólares para carreteras, puentes, ferrocarriles y proyectos hídricos.
En este nuevo formato ampliado, el número de personas que viven en los países BRICS + asciende a 3.500 millones, o el 45 por ciento de la población mundial. El tamaño combinado de sus economías supera los 30 billones de dólares, más del 32 por ciento de la economía global. En conjunto, los miembros ampliados de los BRICS producen el 45 por ciento del petróleo crudo del mundo. Las dos claves del panorama son: las economías aquí involucradas, crecen; el tema de cuál es la dirección del vector, es esencial a la hora de estudiar países de un volumen apreciable; también, el modo de acumulación, ya que los préstamos antedichos no contienen cláusulas leoninas como las conocidas en los espacios financieros occidentales.
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UNA VIDA INTERIOR COMPLEJA. Quién puede evadir los problemas. Pese a lo señalado, en el frente interno, la política turca está en hervor. En las elecciones locales del 31 de marzo, el gobernante AKP ratificó su primacía, pero perdió una parte de su apoyo debido a las dificultades económicas en varias regiones. Mehmet Simsek intenta revertir esa situación haciendo gala de sus fuertes vínculos con las instituciones financieras occidentales, lo que muchos críticos de la gestión han interpretado como una política pro Unión Europea (UE) y pro OTAN. De hecho, durante una reunión en el centro de estudios británico Chatham House a principios de este verano, Simsek reiteró que la membresía en la UE sigue siendo el objetivo estratégico de Turquía y que, si se concreta, el país se adheriría a las sanciones contra Rusia. Esto originó inquietud en Moscú. La visita prevista del presidente ruso, Vladimir Putin, a Turquía fue cancelada, y el 5 de junio planteó sus diferencias en el Foro Económico Internacional de San Petersburgo.
Entonces, el presidente de la Federación de Rusia aseveró: “En mi opinión, el bloque económico del gobierno turco se ha centrado últimamente en conseguir préstamos, realizar inversiones y recibir subvenciones de las instituciones financieras occidentales. Probablemente esto no sea algo malo, pero si se relaciona con la restricción de las relaciones comerciales y económicas con Rusia, la economía turca perderá más de lo que ganará. En mi opinión, esa amenaza existe”.
Como durante estos años el gobierno de Erdoğan insistió en su relación con el atlantismo pese a corcovear en distintas instancias, las relaciones entre Turquía y Rusia son tensas. Los bancos turcos han restringido las transferencias de dinero de las empresas que realizan envíos a Rusia para cumplir con las sanciones estadounidenses, lo que ha provocado una disminución del comercio entre los dos países. Como advirtió Putin a su colega, a pesar de la participación turca el mes pasado en una reunión informal de ministros de Asuntos Exteriores de la UE, Ankara ha visto poco progreso en sus solicitudes de liberalización de visados o actualizaciones del tratado de unión aduanera con el Viejo Continente.
Según el analista turco Suat Delgen, “en este contexto de tensas relaciones con la UE y Rusia, la solicitud de Turquía de unirse al BRICS puede significar un reajuste de su política exterior. Los informes de que Turquía solicitó su ingreso al BRICS, confirmados por Rusia, sugieren que el país está buscando una nueva posición en la diplomacia global”. Desde estas Fuentes se añade que la llave de la reorientación parece estar en China. El diálogo entre los cancilleres Wang Yi y Hakan Fidan con Erdoğan parece haber resultado, como había anticipado el estratega asiático, muy profundo.
Aunque las trabas marcadas ameritan consideración, vale evocar que el interés de Turquía en los BRICS no es nuevo: los pensadores del AKP lo vienen debatiendo desde 2018. Al decir de Delgen “sin embargo, los diferentes enfoques dentro del gobierno turco (en particular entre el ministro de Asuntos Exteriores, Hakan Fidan, que apoya la membresía en los BRICS, y el ministro de Finanzas, Simsek, que parece más cauteloso) reflejan divisiones internas sobre el tema”.
Cabe entonces comprender el fondo del corto plazo. El período más riesgoso, ¿no? El estudioso citado realiza dos precisiones centrales: “Desde una perspectiva económica, los BRICS podrían presentar oportunidades para Turquía, especialmente mediante el acceso a préstamos e inversiones del Banco de Desarrollo de los BRICS. Pero Turquía también debe tener en cuenta las limitaciones: Entre ellas, se encuentra el desequilibrio comercial de Ankara con los miembros del BRICS, especialmente China, que es preocupante. En 2023, Turquía exportó apenas 3.500 millones de dólares a China, mientras que importó 45.000 millones, lo que dio lugar a un importante déficit comercial. En cambio, las relaciones comerciales de Turquía con la UE son mucho más equilibradas, con 153.000 millones de dólares en exportaciones y 160.000 millones en importaciones durante el mismo período”.
Es evidente, vuelve a completar el hacedor de estas Fuentes, que en aquellas reuniones la República Popular de China se comprometió ante un exigente Palacio Blanco (Ak Sarayı), a revisar el vínculo y, sin dejar de mirar el futuro luminoso para ambas civilizaciones, resolver asuntos dinerarios urgentes con el objetivo de facilitar las cuentas internas del probable aliado. La contracara suspicaz surge obvia: los opositores por izquierda del jefe de Estado turco especulan que está usando la solicitud BRICS de Ankara como herramienta de presión en las negociaciones con Occidente. Todo puede ser verdad, lo cual no anula el diagnóstico de mediano plazo esbozado aquí.
En dos áreas básicas hay que poner el foco para seguir los acontecimientos: Defensa y Tecnología. Desde allí será posible empezar a desentrañar la reacción de los Estados Unidos y sus corrompidos amigos europeos.
UN CEZVE ENTRE HAKAN, WANG Y LAVROV. Vamos a ver, lector, cómo surgen los individuos adecuados para orientar un proceso. Existen dos proverbios del pueblo otomano que pueden brindar clima a la narración. El café es: Negro como la noche, fuerte como el pecado, dulce como el amor, caliente como el infierno, y Una taza de café trae cuarenta años de amistad. Como sabemos, esa infusión (y el tabaco del mismo origen) es importante para el vínculo entre las personas.
Con pasado como suboficial en el ejército turco entre 1986 y 2001, Hakan Fidan logró más tarde una licenciatura en Administración y Ciencias políticas del Campus Global de la Universidad de Maryland y una maestría y doctorado de la Universidad de Bilkent de Ankara, entre otros estudios. Con ese bagaje, fue impulsado desde el AKP hacia la arena diplomática. Hace rato que cumple funciones importantes en el laberinto configurado por Erdoğan.
En el año 2008 fue designado representante del país en la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA); en 2010 se hizo cargo de la dirección de la Agencia Nacional de Inteligencia de Turquía; allí se observaron las primeras objeciones, debido a que los voceros occidentales lo acusaron de sostener “vínculos estrechos con la República Islámica de Irán”. Sin embargo, su recorrido ha sido variado: fue clave en la articulación con los sirios y los rusos para atemperar el flamígero panorama regional, aunque también sirvió en el Comando de Inteligencia y Operaciones de la OTAN, activando al interior de los Cuerpos de Acción Rápida en Alemania. Su creciente rol en tiempo presente es considerado una apuesta presidencial para re posicionar a Turquía en el tablero regional.
Según los conocedores de la política turca, Erdoğan necesita un oficial entrenado y fogueado en operaciones de riesgo, pero sobre todo, un “leal todo terreno”. Hakan Fidan es considerado en el submundo de los estrategas como un halcón de vasta experiencia política, diplomática y militar, con valiosa formación. Por eso, se lo evalúa una pieza que calza a la perfección en la estrategia de Ankara de plantar cara a los poderes occidentales, muy preocupados por contener al presidente ruso Vladimir Putin, pero también por el andar de este díscolo aliado en Asia Menor, con control del Mediterráneo Oriental.
El hombre es hijo de padre kurdo y madre turca; no le perjudica tener un pie en cada espacio. Por un breve lapso incursionó en la política pública, pero su jefe y los armadores partidarios lo desplazaron antes de que pudiera concretar una participación electoral: le indicaron que lo necesitaban en las delicadas zonas de la inteligencia y la diplomacia. Estuvo bien, pues fue crucial en el sostenimiento de Erdoğan ante la movida pro occidental destinada a voltearlo en 2016. Siguió actuando en las sombras, hasta que el 4 de junio de 2023, resultó convocado para el Ministerio de Asuntos Exteriores. En agosto de ese mismo año, visitó Moscú y se reunió con el Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov.
Fidan, nacionalista por sobre otras perspectivas, respaldó el objetable accionar de Azerbaiyán sobre Nagorno Karabaj y desde esa posición de fuerza desplegó un acercamiento a Irán que puede considerarse impulsor del ingreso a los BRICS. Había quedado impactado por el asesinato perpetrado por los Estados Unidos en Irak del jefe de la división Al Quds, Qasem Soleimani y -siempre en análisis conjunto con Erdoğan-, evaluó pertinente barajar y dar de nuevo. El año reciente, este canciller lo ha dedicado a devaluar los pretéritos acuerdos de cooperación de su país con la potencia del Norte e Israel, y a estrechar vínculos con los persas.
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LO QUE DIGO, LO QUE HAGO. Hay más, pero vamos a zambullirnos, lector, en su propio decir. Qué mejor que repasar un diálogo formal pero con rastro conceptual entre Hakan Fidan y uno de los grandes diseñadores del presente. El 4 de junio reciente, el miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh) y ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, sostuvo conversaciones con su colega turco en Beijing.
Wang Yi dijo que tanto China como Turquía son civilizaciones antiguas y miembros importantes del Grupo de los Veinte (G20). Frente al desafío de los cambios profundos en la situación internacional, los dos países deberían fortalecer la comunicación y la coordinación, extraer fuerzas de la sabiduría antigua, mantener la dirección en medio de la corriente de los tiempos y hacer contribuciones positivas para promover la paz regional y el desarrollo global. Brindando un lugar relevante a la geografía, el estratega chino recordó que ambos están situados en los extremos este y oeste del continente euroasiático, y los dos están vinculados por la milenaria Ruta de la Seda.
Añadió, en estilo Xi, que la igualdad y el respeto constituyen la base política de las relaciones entre China y Turquía, el beneficio mutuo y la ganancia compartida proporcionan una fuerza motriz inagotable para la cooperación, y el entendimiento y el afecto mutuos son la aspiración común de ambos pueblos. Enfatizó que bajo la dirección estratégica del presidente Xi Jinping y del presidente Recep Tayyip Erdoğan, las relaciones de cooperación estratégica entre China y Turquía han mantenido su impulso de desarrollo y han mostrado amplias perspectivas. La gran revitalización de la nación china y la visión de desarrollo de Turquía se complementan y apoyan mutuamente y escribirán un nuevo capítulo en la historia del progreso humano.
Wang Yi señaló que la construcción de unas relaciones omnidireccionales, profundas y de alto nivel entre las dos naciones, está en consonancia con los intereses fundamentales de ambos países y sus pueblos. China apoya firmemente a Turquía para que continúe explorando su camino de desarrollo independiente, apoya sus esfuerzos para salvaguardar la soberanía, la seguridad y los intereses de desarrollo, y aprecia la comprensión y el apoyo a la posición legítima de China sobre los intereses fundamentales referentes a la soberanía, la seguridad y la integridad territorial. Por eso, puntualizó, China está dispuesta a mantener intercambios a múltiples niveles con Turquía, aprovechar plenamente el papel de mecanismos como el Comité de Cooperación Intergubernamental, promover una sinergia efectiva entre la iniciativa de construir conjuntamente la Franja y la Ruta y el plan del “Corredor Medio” de Turquía, y explorar el potencial de cooperación.
China tiene la voluntad de expandir las importaciones de productos agrícolas de alta calidad de Turquía, adelantó, y apoyar a las empresas de ambos países para que mejoren el nivel de cooperación y la intensidad científica y tecnológica, y estrechar la cooperación en campos como cultura, educación, turismo y aviación. Las dos partes necesitan reforzar la coordinación y la cooperación en marcos multilaterales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), apoyar a la ONU para que desempeñe un papel central en el sistema de gobernanza global, oponerse al hegemonismo y a la política de la fuerza, repudiar el monopolio de los asuntos internacionales por parte de un número pequeño de países, rechazar el levantamiento de muros y barreras, el desacoplamiento y el corte de cadenas, mantener el funcionamiento estable de las cadenas industriales y de suministro globales y promover el establecimiento de un sistema de gobernanza global justo y razonable.
Entonces, tomó la palabra Hakan Fidan. El canciller dijo que Turquía y China cuentan con una influencia importante en sus respectivas regiones y en el mundo. Apuntó que su Gobierno concede gran importancia a sus relaciones con China, se adhiere al principio de una sola China y apoya a China en la salvaguardia de sus intereses vitales y preocupaciones trascendentales. El desarrollo de China es de vital importancia para la paz y la prosperidad mundiales, subrayó. Y lanzó música celestial para los oídos del Dragón: Turquía se opone a la confrontación entre bloques, no está de acuerdo ni apoya las conductas incorrectas encaminadas a reprimir y contener el desarrollo de China, y no permite que ninguna fuerza realice acciones que perjudiquen la soberanía y la seguridad de China en el territorio turco.
Explicó luego que el plan del Corredor Medio es altamente consistente con la Iniciativa de la Franja y la Ruta, y Turquía se encuentra en disposición de cooperar estrechamente con China para promover más resultados sustanciales en los intercambios y la cooperación bilaterales en ámbitos como comercio, inversión, finanzas, agricultura, turismo y educación a través del Comité de Cooperación Intergubernamental entre los dos países y otros mecanismos. Turquía y China son grandes países de mercados emergentes y miembros del G20, y comparten amplios intereses comunes en lo que respecta a la salvaguardia de la equidad y la justicia internacionales. Entonces, Hakan Fidan remató Turquía aprecia en gran medida la posición equitativa y justa de China en cuestiones como Ucrania y el Oriente Medio, y espera trabajar con China para desempeñar un papel constructivo y hacer mayores contribuciones a la prosperidad y la estabilidad regional y mundial.
En verdad, Turquía está revolucionando el esquema internacional a niveles que recién se comprenderán el año venidero. Su resolución posee una trascendencia equivalente a la de Arabia Saudita en el mismo sentido, aunque con motivaciones parcialmente diferenciadas. La audacia de la acción es suprema; se lo puede percibir al visualizar las dificultades que quedan por zanjar con Rusia y China, nada menos. Es razonable indicar que el gobierno que lidera Erdoğan no se arredra ante esas contradicciones, sino que parece desenvolverse con soltura, precisamente, en medio de las mismas.
De hecho, aunque la historia del café se basa en Etiopía, su consumo se ha extendido por todo el mundo a lo largo del tiempo.
LARGO ALCANCE. Finalmente, es preciso registrar que el presidente de la Comisión Militar de la OTAN dijo que Ucrania tiene el derecho legal y militar de atacar en lo profundo del territorio ruso. “Toda nación que es atacada tiene el derecho a defenderse. Y ese derecho no se detiene en la frontera de tu propia nación”, indicó el almirante Rob Bauer –Países Bajos– en un discurso pronunciado al cierre de la reunión anual de la entidad, a la que también asistió el general estadounidense CQ Brown, presidente del Estado Mayor Conjunto.
Sus comentarios se producen en momentos en que el presidente de los Estados Unidos, Joseph Biden, estudia la posibilidad de permitir que Ucrania use armas de largo alcance proporcionadas por su país para atacar la Federación de Rusia. Biden se reunió el viernes con el primer ministro británico, Keir Starmer, tras la visita de varios diplomáticos a Kiev, donde se analizó la posibilidad de quebrar las restricciones relacionadas con el uso del armamento.
Como dato de interés, vale consignar que funcionarios estadounidenses hicieron saber a los medios que Starmer busca la aprobación de Biden para permitir que Ucrania utilice misiles británicos Storm Shadow contra Rusia. Se trata de armamentos elaborados entre británicos y estadounidenses.
Rápidamente, el presidente Putin planteó su mirada. En un discurso en San Petersburgo, envió una clara advertencia a Occidente: no permitan que Ucrania utilice sus misiles de largo alcance para atacar territorio ruso. Moscú, dijo, consideraría eso como la “participación directa” de los países de la OTAN en la guerra. “Cambiaría sustancialmente la esencia misma, la naturaleza del conflicto”, advirtió el líder del Kremlin.
Asimismo, el representante permanente de Rusia ante las Naciones Unidas, Vasily Nebenzia, advirtió a la OTAN que sus miembros iniciarían una “guerra directa” si permiten esa instancia. “Tal posible desarrollo de la situación cambiará radicalmente nuestras relaciones con Occidente y si se toma la decisión de levantar las restricciones esto significa que a partir de ese momento los países de la OTAN iniciarán una guerra directa con Rusia”.
Está claro que la humanidad necesita pensar lo que está sucediendo, para actuar del modo más adecuado.
Una pausa, lector; y un buen café.
Area Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal
Pinturas. Café turco