Y finalmente estallo la 3ra Guerra Mundial. No, de la manera que casi todos esperaban. No de EEUU contra China o Rusia y cada uno de los países eligiendo (por la buenas o por las malas) donde y con quien alinearse.
Se trata de la guerra de la Naturaleza contra el conjunto de la Humanidad.
Casi se podría interpretar como la Rebelión de la Naturaleza contra el Hombre.
La madre Natura cansada de vejámenes ha reaccionado con una agresión inesperada, masiva, incontrolable, tan depredadora del hombre como este lo fue con ella.
Esa es la verdadera Guerra Mundial que se ha desatado a nivel global.
El Coronavirus avanza de manera implacable, contundente, sin respiro, sin fallas en sus filas, marchando de manera homogénea. Del otro lado los humanos que muestran en vivo sus miserias y sus pobrezas.
Rival carcomido por las desigualdades entre ricos y pobres, soberbios y humildes, ignorantes y sensatos, pero en todos los casos, un ejército dividido, sin la fuerza del conjunto del rival.
Mucho tiempo los humanos creímos que la naturaleza era inferior al hombre y que, como tal, podía ser sometida a vasallaje. Nunca entendimos lo que muchas civilizaciones originarias comprendían ancestralmente, que somos hijos de ella. Los hijos mayores, su mejor obra, los que venimos de sus entrañas para enorgullecerla y no para depredarla.
Sera un castigo, y tal vez, la humanidad aprenda y no crea que ganara la guerra porque descubra una vacuna. Ese día llegara y es entonces cuando podremos evaluar si la guerra fue ganada.
El triunfo – en esta guerra – no consiste en derrotar al agresor, sino en entenderlo.
Y, en actuar revisando los errores encontrando un camino novedoso que nos permita convivir con la Naturaleza como hijos de ella o su Obra Suprema.
La Nueva estructura del Orden Mundial depende de las enseñanzas que queramos asimilar. Sigue estando en manos de los hombres. La Batalla Cultural
Mucho se ha hablado de la “Batalla Cultural”. Se ha dicho que quien la gane establecerá los nuevos ‘parámetros del Nuevo Orden. Todos los adelantos científicos y tecnológicos estarán al servicio de los ganadores.
Es la batalla por el pensamiento, no es la batalla por la libertad de expresión. Al fin y al cabo uno expresa lo que piensa y si se ha ganado la batalla del pensamiento, la libertad de expresión no configura ningún problema. Se expresara lo que se piensa. A ello han servido especialmente los medios de comunicación masivos con sus monopolios y su hegemonía “informativa”.
La respuesta no vino por la desarticulación de ese poder sino en la forma de esta guerra natural; ella fue la que desarticulo la mentira sistemática, estratégicamente organizada para ganar las mentes del ciudadano común.
Las desigualdades puestas a la vista, hicieron ver que ellas no son naturales ni producto del destino ni de la incapacidad de algunos sectores para superar las adversidades, ni un designio divino.
Por el contrario – queda en claro – que ese mundo del individualismo, de la meritocracia, del destino, es falso y juega a favor de las minorías poderosas que necesitan de las mayorías sometidas para prosperar.
El mundo que venga después de la guerra será producto de la asimilación que hagamos de estas enseñanzas.
Mario Morant Director IPLAC